Bachar El Asad recibe a oficiales libaneses en Damasco, el 21 de abril. / SANA HANDOUT (EFE) |
Fuente: El País (España)
El máximo responsable de investigación en la inteligencia militar de Israel acusó este martes al Gobierno de Siria de haber empleado repetidamente durante el mes pasado armas químicas contra la población, especialmente el agente nervioso gas sarín, del que el régimen de Bachar el Asad tiene amplias reservas. En este momento, la Organización de Naciones Unidas espera el permiso del régimen para que sus inspectores entren en Siria, donde quiere investigar si se empleó un agente químico en marzo en la provincia de Alepo.
“Hay un gran arsenal de armas químicas en Siria. Nuestra valoración es que el régimen ha empleado y emplea armas químicas”, dijo el general de brigada Itai Brun, comandante al cargo de investigación en el departamento de inteligencia militar de las Fuerzas de Defensa de Israel, en una conferencia sobre seguridad celebrada este martes. “Lo que nosotros entendemos es que hubo un uso de armas químicas letales. ¿Qué armas químicas? Probablemente sarín”, añadió. “El hecho de que hayan usado armas químicas sin una reacción apropiada, apunta a una evolución preocupante, porque puede señalar que es algo legítimo”.
En agosto, el presidente norteamericano, Barack Obama,advirtió de que emplearía la fuerzacontra el régimen sirio si este traspasaba “un límite” determinado. “Se lo hemos dejado muy claro al régimen de El Asad y a otros actores en la región. Para nosotros se llegaría a un límite si empezamos a ver movimiento o uso de armas químicas. Eso haría cambiar mis cálculos”, dijo entonces. “Habrá enormes consecuencias si vemos que las armas químicas son utilizadas”, añadió.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo ayer en conferencia de prensa en Washington que EE UU no ha llegado a la conclusión “de que se hayan usado” esas armas. "El hecho de que El Assad haya denegado la entrada en el país al equipo de expertos de la ONU para investigar el uso de armas químicas, demuestra la mala fe del régimen sobre la materia", añadió. "Estamos pendientes de la situación y coordinando la investigación de las denuncias con nuestros socios, entre ellos Francia, Gran Bretaña e Israel".
El 25 de marzo, los Gobiernos de Gran Bretaña y Francia enviaron una carta clasificada a la Secretaría General de la ONU en la que decían que tenían pruebas suficientes de que El Asad había empleado armas químicas en ataques en Alepo y, probablemente, Damasco, en los días previos y en Homs en diciembre. Apoyaban sus afirmaciones en análisis de suelo en los lugares supuestamente atacados y con entrevistas a diversos testigos presenciales.
Israel controla la situación en Siria con el uso de drones, o aviones no tripulados y controlados de forma remota. Que el mayor responsable de la división de análisis de la inteligencia militar del país haya dicho, de forma tan clara y directa, que en Siria se ha empleado gas sarín contra la población es el mayor indicio que las potencias occidentales tienen hasta ahora de que El Asad está dispuesto a emplear sus arsenales de armas químicas, unas 1.000 toneladas de gases sarín y mostaza y de cianuro, a recaudo en al menos 17 puntos de almacenamiento.
En dos años de guerra civil han muerto en Siria 70.000 personas, según un recuento de la ONU. El 19 de marzo un misil impactó en la localidad de Khan El Asal, en la provincia de Alepo, uno de los bastiones rebeldes. Según denunciaron entonces las autoridades, iba cargado con un agente químico que provocó al menos 25 muertes y dejó a más de un centenar de personas heridas, muchas en estado crítico. El régimen y la oposición se acusaron entonces mutuamente de estar tras un ataque que tanto la ONU como EE UU se han comprometido a investigar.
Hasta ahora EE UU y la Unión Europea se han resistido a armar a los opositores sirios, sobre todo por la presencia de elementos radicales, como células afiliadas a Al Qaeda, entre las milicias rebeldes. Rusia y China, dos de los pocos aliados que le quedan a El Asad en la escena internacional, han bloqueado cualquier resolución de condena al régimen en el Consejo de Seguridad de la ONU, lo que podría haber abierto el camino a una intervención armada de la Alianza Atlántica, como la ocurrida en Libia.
En Israel preocupa sobremanera que esas armas, o los arsenales convencionales de El Asad, acaben en manos o bien de las guerrillas yihadistas opositoras, como el Frente al Nusra, o bien de la milicia Hezbolá, que controla el Gobierno de Líbano. El 30 de enero, las Fuerzas de Defensa de Israel atacaron cerca de Damasco un convoy cargado con misiles antiaéreos del que sospechaban que se dirigía hacia la frontera con Líbano, para ser entregado a Hezbolá.
“Existe el riesgo de que las armas químicas crucen la frontera”, dijo el general de brigada Brun en su discurso. “Tenemos que estar muy alerta ante la posibilidad de que las armas químicas caigan en manos de actores menos responsables, porque no efectúan cálculos basándose en las pérdidas y ganancias que pueden soportar”, añadió.
El régimen sirio acusó además este martes a las milicias rebeldes de haber secuestrado a dos obispos cristianos ortodoxos que efectuaban labores humanitarias en la provincia de Alepo. Según dijo el Gobierno en un comunicado, “mercenarios chechenos” que operan en el Frente al Nusra secuestraron a los obispos Boulos Yazigi, de la iglesia Ortodoxa Griega de Siria, y Yuhanna Ibrahim, de la Iglesia Ortodoxa Siriana, cuando viajaban en coche en Alepo.
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